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Comala, nostalgia y los peces de ciudad

Estando en el Slack de PHPMX alguien comentó que la película de Pedro Páramo de Netflix está buena, y yo recuerdo que ese es un libro de Juan Rulfo, y me acordé del libro de El llano en llamas que lo leí en el bachiller por lo cual recordé el pueblo de Luvina, que es un cuento dentro del libro; a esta conexión recordé la canción de Joaquín Sabina. Pero, ¿por qué está serie de recuerdos? Pues resulta que yo estaba confundiendo Pedro Páramo con El llano en llamas, del cual también estaba confundiendo el pueblo al que hace referencia la película que es Comala no Luvina. Y dice Joaquín Sabina en su canción Peces de Ciudad:  Y estaba intrigado por saber, ¿por qué a un lugar donde has sido feliz no debes volver? En lugar de ponerme a reflexionar profundamente, le pregunté a Gemini , esto es parte de lo que contestó: ¿Por qué "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver"? Esta frase encierra una reflexión sobre la naturaleza del pasado y la ilusión. Sabina, a través d...

Y Sin Embargo Te Quiero / Y Sin Embargo

En este video Joaquin Sabina ya se ve bastante acabado pero la canción sigue siendo hermosa y con esta interprecación de Mara Barros le da un toque aun más melancólica.



De sobras sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera,
por ti la vida entera;
y, sin embargo, un rato, cada día,
ya ves, te engañaría
con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.

Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso.
Tú que tanto has besado
tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado.

Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.

No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sabes lo que digo.

Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera
en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.

Y cuando vuelves hay fiesta
en la cocina
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría
y al cielo de tu boca el purgatorio
y al dormitorio
el pan de cada día.

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